Mientras todos hablaban del apagón que dejó media península a oscuras, los inversores más avispados encendían su radar financiero. Y no era para menos: el sector energético del Ibex 35 está viviendo un momento electrizante. Literalmente.
En los últimos meses, gigantes como Iberdrola, Endesa, Naturgy y Acciona Energía han encendido todas las alarmas (positivas) en los mercados bursátiles. Entre subidas de cotización, promesas verdes y jugosos dividendos, el sector se ha convertido en una mina (ecológica) de oportunidades para quienes buscan refugio ante la tormenta inflacionaria y la volatilidad de otros activos.
La energía como valor refugio
La incertidumbre global, con guerras, inflación y tipos de interés que van y vienen como abuelos en fiestas de pueblo, ha convertido a las energéticas en algo más que proveedoras de kilovatios: ahora también dan paz mental a los inversores. Su estabilidad financiera, contratos a largo plazo y tendencia creciente hacia las renovables hacen que muchos las vean como una opción segura y rentable.
Y es que mientras algunos sectores bailan al ritmo del mercado, las energéticas se mueven al compás de los dividendos. Iberdrola, por ejemplo, cerró el primer trimestre del año con beneficios récord y ya ha anunciado un incremento del payout para sus accionistas. Naturgy, por su parte, sigue apostando por su plan estratégico de escisión en dos ramas: una de infraestructuras reguladas y otra de comercialización. Spoiler: el mercado lo aplaudió con entusiasmo.
¿Qué está impulsando este repunte?
Uno pensaría que tras el boom energético de 2022 a causa de la guerra en Ucrania, el sector se desinflaría. Pero no. La transformación estructural sigue. La transición energética hacia fuentes limpias, los fondos europeos Next Generation y el impulso regulador están recargando las baterías del sector a tope.
Además, la Comisión Europea sigue presionando a favor de la independencia energética, y eso implica más inversiones en renovables, redes inteligentes y almacenamiento. Acciona Energía, por ejemplo, ha ampliado su presencia en América Latina y EE. UU., con proyectos eólicos y solares que no sólo son sostenibles, sino también muy rentables. Y ojo: cuanto más sube el precio de la electricidad en el mercado mayorista, más brillan sus cuentas.
¿Y qué pasa con los pequeños inversores?
Muchos están metiéndose al calor de estas grandes compañías buscando rentabilidades estables y dividendos generosos. Algunos fondos de inversión están aumentando su exposición al sector, especialmente a aquellas empresas que combinan energía renovable con resultados sólidos. Y sí, puede que comprar acciones de Iberdrola no sea tan sexy como invertir en criptos… pero da menos sustos y más dividendos.
También están ganando fuerza las inversiones en ETF del sector energético europeo, que permiten diversificar sin complicarse la vida con análisis individuales. Y para los más osados, existe la posibilidad de invertir en compañías emergentes del ámbito energético, aunque ahí el riesgo sube como la tarifa en hora punta.
¿Qué podemos esperar?
Todo apunta a que el sector seguirá brillando, siempre que se mantengan las políticas de fomento a la transición verde y el apoyo inversor. Eso sí, hay nubarrones: cambios regulatorios, impuestos extraordinarios o un descenso de los precios del gas podrían frenar la fiesta. Pero por ahora, las luces siguen encendidas.
En resumen: si tienes algo suelto y estás buscando una inversión que combine rentabilidad, estabilidad y un poquito de conciencia ecológica… quizás el sector energético del Ibex 35 sea tu próxima parada. ¡Eso sí, no te olvides de hacer los deberes antes de enchufarte!
Fuentes consultadas:
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